Begoña Ormaetxe, a la derecha, presenta a María González, en la charla de ayer

La investigadora María González explica en Torrezabal la represión contra las mujeres entre 1936 y 1945 dentro del programa "8 de marzo"

Área de Igualdad de Oportunidades

"Se puede tener miedo o un estigma. Creo que a la gente que lo vivió todavía le duele. Es sintomático que haya jóvenes que no sepan que en su familias hubo muertos o represaliados". La periodista e investigadora María González, coautora del libro "No lloréis, lo que tenéis que hacer es no olvidarnos", junto a Eduardo Barinaga, abordó ayer en Galdakao "La represión contra las mujeres entre 1936 y 1945" para poner encima de la mesa mensajes como éste: "Un dolor mal resuelto tarda cuatro generaciones en superarse". En el marco del programa impulsado por el Área de Igualdad del Ayuntamiento de Galdakao, con motivo del "8 de marzo-Día Internacional de la Mujer", María González explicó en una charla en Torrezabal Kultur Etxea los detalles de una investigación que le "atrapó" desde hace diez años: "En 2002 estaba en fiestas de Bilbao con un amigo y se acercó una mujer de Durango y le dijo: "¿Qué haces con ésta que es una roja, que su abuela estuvo en la cárcel de Durango?". Le corregí; había sido mi bisabuela. En casa era normal que amama hubiese estado en la cárcel, lo anormal era que había aprendido a leer". Con una sala llena de público, la concejala del Área, Begoña Ormaetxe, subrayó la importancia de trabajos de recuperación de testimonios como el realizado por María González para "tener siempre presente en nuestra memoria la historia no tan lejana en el tiempo". A lo largo de un hora, María González apuntó en esta charla que "hubo una altura moral de las perdedoras de la guerra. Los hombres estaban muertos o en la cárcel. La solidaridad en la posguerra fue fundamentalmente femenina y teniendo en cuenta que los vencidos relegaron a sus compañeras, ellas mismas generaron redes de solidaridad femenina". En referencia a las cárceles de mujeres en aquel período, González señaló que "eran edificios de la Iglesia que estaban custodiados por monjas y soldados. Las mujeres entraban con sus hijos y trabajaban en la cárcel haciendo labores de costura para apoyar a la familia. Además estaban hacinadas sin duchas ni baños. Tomasa Cuevas les llamaba almacenes de mujeres. No había diferencias entre las distintas presas y tenían una pena de destierro que significaba que no podían volver a menos de 200 kilómetros de sus casas". Esta investigadora reconoció que en el transcurso de las investigaciones se ha encontrado con testimonios sobrecogedores, especialmente los referidos a la crueldad sufrida: "La crueldad que se ejercía mediante la invisibilidad hacia las mujeres por parte de los propios militantes republicanos. Es decir, lo hombres que se dieron por vencidos condenaron a sus compañeras a ser invisibles y, de este modo, legitimaron el horror que les habían infligido los fascistas". Esta charla llegaba un día después de la proyección en Torrezabal, dentro del mismo programa del Área de Igualdad, de la película "Izarren argia", que es un trabajo compartido también con González. "El libro parte de los testimonios que se recogen para la película 'Izarren Argia'. Son testimonios reales para una película de ficción. Eduardo Barinaga, de Baleuko, se puso en contacto conmigo para que realizase la contextualización histórica de la represión franquista y aprovechando que estaba en Berlín realizando mi tesis, la englobé dentro de la represión del fascismo europeo". Tras la proyección de "Izarren argia", con 400 personas asistentes, se llevó a cabo un cine-forum que contó con la presencia de la diputada foral de Cultura, Josune Ariztondo, el director de la película, Mikel Rueda, la actriz Itziar Lazkano. La moderación corrió a cargo de Eunate Barroeta, del grupo de trabajo "Galdakao gogora", implicado en la recuperación de la Memoria Histórica.